Somos familia de 4 ❤





Ser doble mamá te hace superarte a tí misma y muchos desafíos que jamás pensarías poder hacer.
Comer en 3 minutos a escondidas en la cocina o tomando turnos con el papi o con la abuela, es mi día a día. Lavarme el pelo cada 8 o 10 dias y en un minuto, desvelarme toda una noche cuidando que el peque no se asfixie con sus catarritos o cuidando que a mi niña no le suba a más de 40 la fiebre . Vamos, que nada de lo que hago es algo extraordinario, es algo muy normal en todas las madres, pero cuando son dos peques, realmente hace que la situación ponga a prueba toda tu paciencia y capacidad de mantener los nevios guardados.



Dakota se va haciendo más independiente, pero exige las mismas atenciones de siempre o incluso más. Exige que alguien juegue con ella mientras se baña en la tina, que alguien se quede en la cama agarrada de su manito hasta que se quede dormida o estar viendo la tv sentada en las piernas de alguien, perseguirla por toda la casa para alimentarla, sacarla al parque a diario,  jugar 50 veces el mismo juego hasta cansarse, cepillarle sus 6 dientecitos cada noche.....
Muchas veces no puedo cumplir con todo eso, y más de una vez me he encerrado a llorar por la frustración de no darle toda esa atencion que pide.





Mi bebé pequeñín ya no es tan pequeñín y ya se da cuenta de muchas cosas a su cortísima edad. Le encanta que le hablen y que lo carguen, sonríe a cualquiera que le diga cositas lindas, ya se aburre en la casa y se calma solo sacandolo al parque a respirar un poco de aire fresco, además de aumentar sus tomas y convertirse en un super tragón.



Muchas veces tengo ganas de rendirme y encerrarme sola en la habitación hasta que se me pase la mala racha, pero la mayor parte de tiempo puedo controlarme, y debo admitir que el dia el dia no puede ser más entretenido y eso esta muy bien.
Entre idas y vueltas, las horas, los dias, semanas y meses van pasando y los niños crecen y añoras los momentos que han pasado tan rápido, los ves durmiendo y te quedas contemplandolos con ganas de llorar, de felicidad y de orgullo, por todo lo que hacemos para que esos angelitos que tenemos en casa, estén descansando en un lugar seguro, calentito y por sobre todo, creciendo felices. A veces sacandonos de nuestras casillas, pero siempre llenando nuestros corazones del más puro amor. ❤


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